Uno de los lemas favoritos de un emprendedor es «Nunca abandones tus sueños», y ¡por supuesto que lo apoyo! Es una maravillosa frase motivacional.
En lo que no estoy de acuerdo es cuando se deforma la idea de «no abandonar tus sueños» y comienza a hacer una carga o incluso una medalla de honor en los emprendedores. Cuando se convierten en capitanes o capitanas de un barco que está en llamas, con medio cuerpo dentro del agua y todos los pasajeros están picándose los ojos o quejándose de que no se les ha pagado a tiempo.
Es por eso que quiero tomar un breve momento para hablar sobre la diferencia que existe entre renunciar y darte por vencido, así como por qué, en algunas ocasiones, renunciar es justamente lo que necesitas hacer para tener éxito como emprendedor.
«Fail fast, fail often».
La frase falla «rápido, falla seguido» es un estandarte de la cultura emprendedora que surgió de libros como The Lean Startup de Eric Ries, donde nos invita a crear hipótesis, ponerlas en práctica rápidamente y sacar conclusiones de nuestros experimentos.
Este libro no solamente revolucionó la industria del emprendimiento para motivar a las personas a lanzar sus productos sin pulirlos, también originó una corriente de pensamiento llamada «Fail culture» o cultura del fracaso por su concepto de fracasar rápido.
En algún momento de la historia, e igual que ocurre incluso con los conceptos más mecanizados, el pensamiento fue tergiversado y comprendido como un «está bien que falles».
Seamos realistas por un momento, nadie empieza un emprendimiento diciendo: «voy a chocar este bebé lo más rápido y duro que pueda». La mayoría de los emprendedores somos necios, estamos desafiando lo establecido y mientras más tiempo seas emprendedor, más reacio te vuelves a abandonar tus sueños.
En parte porque es nuestro bebé y también porque no nos gusta admitir fracaso.
Sin embargo, el emprendimiento no es un sprint sino una maratón, así que es importante que sepas diferenciar entre renunciar y rendirte.
Renunciar es simplemente decidir que ya no vas a hacer algo; lo que no es necesariamente algo malo y de hecho hasta podría ser liberador. Podrías por ejemplo, dejar de fumar, podrías dejar de obsesionarte con tu ex, podrías haber dejado el trabajo que te hacía sentir miserable para comenzar un negocio.
Darse por vencido por otro lado, y toma en cuenta que esta es solo mi opinión, es algo distinto. Un rápido vistazo en Google a la palabra vencido dice que significa: Cansado, agotado físicamente.
Desconozco tu opinión al respecto, pero yo estoy de acuerdo con decidir dejar de hacer algo porque no está funcionando, pero de ninguna manera pienso rendirme o resignarme a ser vencido.
Podrías decir que solo estoy jugando con la semántica y no pretendo que te obsesiones con la definición de dejar de fumar y lo que significa darse por vencido. Lo que sí busco, es que tú como emprendedor o emprendedora realmente te cuestiones cuál es el mejor curso de acción sin pensar en cerrarlo como un fracaso horrible del que avergonzarse.
Siendo objetivo, qué se necesitaría hacer para volver a levantar un barco que ya está sumido a la mitad y cuánto de ello puedes lograr de manera realista; compáralo con lo que sucedería si decidieras dejar que este barco se hunda sin llevarte consigo.
Innumerables empresarios han tenido empresas no tan impresionantes antes de comenzar el negocio responsable de llevarlos a la cima.
Lo único que te pido es que no pierdas la oportunidad de entrar en negocios de gran éxito por hacer lo que comúnmente le decimos «echarle dinero bueno al malo», particularmente si es un negocio que nunca realmente funcionó.
Es como unos pantalones de mezclilla, el hecho de que estén llenos de agujeros no significa que los quemarás, pero podrías tomar la tela y crear una pieza nueva al unir algunos de sus recortes.
Por otro lado, no te rindas al primer obstáculo solo porque has iniciado una mala racha y no quieres buscarle una solución a tus problemas.
Se trata de encontrar un equilibrio entre aferrarse y aprender a soltar; entre aprender a resolver los problemas sin permitir que te arrastren al fondo.
Una vez que hayas comprendido la diferencia entre renunciar y darte por vencido, podrás evaluar de una forma objetiva cuándo tirar la toalla y cuándo es una mejor idea seguir buscando una solución para los problemas.
